Hoy voy a tocar un tema de esos que no suelen aparecer en los foros, pero con el que me he encontrado y encuentro, reiterativamente, en el mundillo español de las “altas capacidades intelectuales”:  el victimismo.  Victimismo de los padres de alumnos con altas capacidades, que acaba convirtiéndose en victimismo de los alumnos: adolescentes y jóvenes de altas capacidades intelectuales, que haciendo uso del “soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha sabido comprender, …”, se convierten en “ninis” (ni estudian ni trabajan), porque hubo una vez un sistema educativo malo-malísimo que no les dio la atención educativa que necesitaban o querían.

 

 

                Y es que combinar la tarea educativa del Estado, con todas sus imperfecciones, con la atención educativa de los alumnos de altas capacidades intelectuales no es tarea fácil, y, si bien es cierto que una inadecuada atención educativa de este tipo de alumnado viene siendo una constante en nuestro país y que puede conducir, en ocasiones, al famoso “fracaso escolar”, no por ello es menos cierto que muchos alumnos de alta capacidad intelectual terminan haciendo brillar sus talentos, con apoyos institucionales o sin ellos, hayan sido identificados o no por el sistema, por dos características fundamentales de las altas capacidades intelectuales:  la automotivación y la perseverancia y sobre todo, por el trabajo duro.

 

 

                Hace poco que publiqué en mi página de Ros Abogados un artículo de Gregorio Luri que se resumía en lo siguiente:  “No hay alternativa pedagógica a los codos”.  Educada en un Instituto Experimental para alumnos de alto rendimiento académico y alta capacidad intelectual, no puedo estar más de acuerdo:  quien no tiene medios, se los busca y hoy día, gracias a ese inmenso archivo virtual que es internet, todo el mundo puede tener acceso a una educación de calidad más allá de la proporcionada por el sistema educativo tradicional.

 

 

                Hasta donde yo sé Jimmy Hendrix no se metió en un rincón a llorar porque no había tenido acceso al conservatorio con 5 o con 8 años y no contó nunca con estudios reglados; Giuseppe Verdi no fue admitido en la Escuela Superior de Música de Milán, el Conservatorio; Évariste Galois, padre del álgebra moderna fue rechazado dos veces por la politécnica de París; Unamuno suspendió la asignatura de literatura; Marguerite Yourcenarnunca pasó por la escuela y Balzac fue un auténtico desastre: indisciplinado, distraído… El padre de Winston Churchill tuvo que admitir que “El trabajo escolar de mi hijo es un insulto a la inteligencia”; John Gurdon, premio Nobel de Medicina, tuvo unos resultados desastrosos en la Eton School; Stephen Hawking, nunca fue acelerado por su sistema educativo y afirmaba haberse aburrido miserablemente durante sus estudios universitarios.  Y podemos encontrar así un largo ecétera.

 

 

Cualquiera de nuestros jóvenes investigadores españoles que actualmente están ganando premios internacionales, no andan quejándose de no haber podido entrar en la universidad a los 12 o a los 14 años.   Que esto hubiera podido ser lo más deseable, puede que sí (mi opinión personal es que sí), pero la vida científica, artística, intelectual, investigadora, … no es cosa de un día o dos, de un año o dos, es cuestión de constancia, de pasión, de trabajo duro.

 

 

El pasado fin de semana, tuve la suerte de poder asistir a la 5 Edición de Naukas Bilbao, donde investigadores y divulgadores científicos españoles, en su mayoría jóvenes, dieron 70 charlas científicas en dos días, con un altísimo nivel.  El Paraninfo de la Universidad de Bilbao estaba a rebosar de personas con un claro interés por la ciencia que llegaban de todos los rincones de España e incluso, había un importante grupo de Holandeses.  Si hubiéramos pasado un test de inteligencia a la mayoría de ponentes y de asistentes, un enorme porcentaje de los mismos hubiera podido ser catalogado como de alta capacidad intelectual.  La mayoría pasó por nuestro sistema educativo tal cual y se buscó la vida para llegar a donde están:  estudiaron idiomas, música, artes escénicas, cocina, …. O se dedicaron a desarrollar sus pasiones al margen del sistema educativo establecido.

 

 

Que no tenemos un sistema educativo que atienda  las necesidades específicas de estos menores, cierto, pero que “quien quiere puede”, también.

 

 

Una especialista en altas capacidades intelectuales y profesora de la Universidad de Deusto me comentaba que tenía un caso desesperante en su gabinete:  un joven “nini”, cuya justificación es la de “soy rebelde porque el mundo me ha hecho así” o “no hago nada porque soy de alta capacidad intelectual y nadie me ha dado una educación distinta al resto de la población”.  Mi respuesta fue clara:  ese chico no es de alta capacidad, es un vago y un imbécil por desperdiciar su inteligencia de ese modo.

 

 

Puede que sea una borde, pero no es la primera familia que acude a mi despacho con la peregrina idea de denunciar a la Administración Educativa y pedir responsabilidad patrimonial a ésta porque su hijo/a de alta capacidad intelectual, ha acabado suspendiendo hasta el recreo.  Salvo que el caso contenga una variable de acoso, bulling, o cualquier tipo de maltrato en general, lo que les digo es que cambien de colegio a su hijo/a, le saquen del país o del sistema oficial si hace falta y, sobre todo, que el niño/a se ponga las pilas y trabaje.  Si en algo ha cambiado la educación actual es que San Internet existe y que es una herramienta que, utilizada con criterio, resulta fundamental para la formación y educación de estos menores, y, lo mejor, … solo depende del wifi.