Hoy os traigo la traducción de un artículo norteamericano de 2015 realizado por Brock Eide y Eide Fernette, médicos y asesores en enseñanza. Fuente original: http://www.neurolearning.com/brainsfire.htm

Traducción realizada por Cristina García, Psicóloga y publicado en el blog acpsicología.com

 

Las imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) proporcionan nuevos y apasionantes conocimientos sobre cómo piensan los cerebros más dotados. El estudio de las mentes prodigiosas, de las mentes de los más hábiles solucionadores de problemas, de los expertos en música o de los expertos visuales, nos acerca a entender cómo piensan las personas superdotadas y nos ayuda a completar la visión que antes se obtenía de las biografías y las notas personales.

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Lo primero en lo que uno se fija al ver las IRMf de estas personas es que la imagen parece un “cerebro en llamas”, con multitud de pequeños incendios, correspondientes a la alta actividad metabólica, brillando de color rojo por toda la imagen. Cada punto representa millones de micro-combustiones en las que la glucosa se metaboliza para proporcionar la energía que la actividad cerebral necesita. Ahora ya sabemos, por ejemplo, que los cerebros superdotados son metabolizadores muy intensos y difusos, pero los descubrimientos no acaban ahí, ya que toda esta actividad requiere una compleja coordinación en la que parece que participan diversas áreas del cerebro, visuales, espaciales, verbales y sensoriales. La forma de pensar de los superdotados difícilmente implica un pensamiento unimodal; los superdotados son, más bien, grandes conductores y organizadores de información diversa y multimodal. Ahora empezamos a entender por qué algunos jóvenes talentosos resultan tan difíciles de educar y por qué la organización debería ser un aspecto esencial de su educación.

Hay numerosas evidencias de que los niños superdotados muestran una activación sensorial y un grado de conciencia elevados. En esencia, los cerebros superdotados son hiper-sensibles a la estimulación y pueden serlo más aún con entrenamiento. Pero no sólo las impresiones iniciales que tienen de los estímulos son especialmente fuertes, sino que también los recuerdos posteriores de esas impresiones son, a menudo, inusualmente intensos o vívidos. Debido a esta correlación positiva entre la intensidad de las impresiones iniciales y la calidad del recuerdo, la memoria de los cerebros superdotados es más eficiente. Además, estos recuerdos no sólo son muy intensos y duraderos, sino que también se caracterizan por la multimodalidad; es decir, involucran áreas del cerebro que almacenan diferentes tipos de memoria, como recuerdos personales, recuerdos de diferentes modalidades sensoriales (como el color, el sonido, el olor o la imagen), datos verbales o hechos objetivos. Esta forma de pensar multimodal supone la capacidad de realizar conexiones de una manera distinta a la de otras personas y conlleva capacidades especiales en pensamiento asociativo (incluidas analogías y metáforas) y en habilidades de análisis o de organización (a través de las cuales se entienden y sistematizan las asociaciones o relaciones establecidas).

Como resultado de estas características especiales del cerebro, estas personas suelen gozar de unos beneficios que incluyen una percepción más vívida, una gran memoria, una mayor base de conocimientos, una mayor capacidad para establecer relaciones y una mayor capacidad analítica. Sin embargo, estas mismas características neurológicas tienen una serie de inconvenientes potenciales, que incluyen: sobrecargas sensorial, emocional y de memoria, hipersensibilidad sensorial, desorganización personal, distracción, retraso en el procesamiento de la información debido a la “parálisis por análisis” (o quedarse bloqueado por un exceso de opciones) y fatiga mental. El reto para estas personas, y para quienes les educan, es mantener el “fuego” en cantidad suficiente para obtener luz y calor, pero sin que llegue a quemar.

Una de las claves para conseguir este deseado equilibrio se encuentra en la parte frontal del cerebro, en una interacción coordinada de los hemisferios derecho e izquierdo, a la que hemos denominado pensamiento creativo-corporativo. El pensamiento creativo-corporativo consiste en una asociación o corporación entre el “director ejecutivo” del hemisferio izquierdo del cerebro y el “director creativo” del hemisferio derecho. La interacción entre ambos da como resultado el equilibrio corporativo del que estamos hablando, en el que el director ejecutivo del lado izquierdo se concentra, prioriza objetivos, se fija en los detalles y define las estrategias, y el director creativo del lado derecho divaga, combina ideas, sensaciones e imágenes y genera enfoques alternativos, sin perder nunca de vista el panorama general. Cada una de estas funciones tiene una “cultura corporativa” distinta, con estilos y lenguajes propios, y las dos son esenciales para el correcto funcionamiento de la corporación. La clave del pensamiento óptimo es mantener una comunicación productiva y cooperativa entre las dos partes. Esta cooperación es esencial independientemente de la tarea. Incluso las habilidades aparentemente analíticas, como las matemáticas, implican una enorme cantidad de imaginación, de dejar volar la mente, de buscar relaciones… y las habilidades aparentemente abstractas y creativas, como la pintura o la escultura, requieren una enorme cantidad de planificación detallada.

Estos hallazgos suponen una serie de implicaciones a la hora de enseñar a los niños superdotados. En primer lugar, son niños que, debido a la alta sensibilidad de su sistema nervioso, suelen aprender con menos repeticiones y necesitan menos explicaciones en clase, pero es importante tener presente que es posible que la alta sensibilidad esté presente sólo en una modalidad sensorial (auditiva, visual o cinestésica) y no de forma transversal. Por otro lado, también es importante recordar que esta alta sensibilidad puede dar lugar a una mayor distracción, lo que a veces lleva a sospechar un TDAH cuando no es así. Además, en los niños superdotados la tendencia a distraerse suele ir acompañada de una gran capacidad para perseverar en la tarea, de manera que aunque su atención parezca errática, siempre que vuelvan al trabajo y éste se haga, no debería considerarse un impedimento; es más, hay evidencias de que esta “distracción” es una de las bases de la creatividad. Sin embargo, cuando la alta sensibilidad se traduce en problemas de aprendizaje, ya sea por distracción debida a estímulos de tipo visual, auditivo, táctil, o de otro tipo, entonces es un problema real que requiere evaluación y tratamiento.

En segundo lugar, los niños superdotados suelen tener una memoria más eficaz, por lo que requieren menos repaso en clase, además de que generalmente llegan al aula con más conocimientos que los demás niños, conocimientos que han obtenido de fuentes externas, con frecuencia a través de unaprendizaje incidental, es decir, escuchando, observando… percibiendo y captando informaciones fuera del canal de la educación formal. Son como un imán cognitivo que atrae y absorbe ideas e información con una avidez que no muestran sus compañeros. Muy a menudo, esta facilidad para la adquisición de información ha sido interpretada como una señal de que la educación de los superdotados debe consistir en llenar sus cerebros de información hasta saturarlos. Pero la verdad es justo al revés. Precisamente porque son capaces de adquirir y retener con menos esfuerzo los conocimientos básicos, lo que se debe hacer es dedicar a esta adquisición menos tiempo, no más y, con el tiempo que sobra, enseñarles a pensar como mentes expertas. No necesitan una mayor cantidad de información, sino aprender a qué hacer con la que ya tienen.

Así, y por último, creemos que otro aspecto al que se debe dedicar más atención con estos alumnos, en lugar de enseñarles una mayor cantidad de información, es a la enseñanza del procesamiento y la organización de la información. Para conseguir esto recomendamos dividir la educación en tres áreas principales: entender la naturaleza del pensamiento, entender la naturaleza de la información y entender los usos de la información.

Por entender la naturaleza del pensamiento nos referimos a la clase de entrenamiento metacognitivo (pensar sobre el pensamiento) que permite dirigir y gestionar el propio pensamiento con más eficacia, y que incluiría cuestiones como la naturaleza de la memoria, el procesamiento sensorial, la organización mental y los estilos de aprendizaje, lo que dotaría a los alumnos de conocimientos mnemotécnicos y de estrategias organizativas, interpersonales y de otros tipos de estrategias de resolución de problemas. Esta clase de formación les permitiría abordar tanto el aprendizaje en general como problemas específicos con el mayor número posible de oportunidades de éxito. También defendemos la importancia de dar a los estudiantes superdotados más tiempo para la meditación y la reflexión, de manera que, en lugar de someter a los estudiantes a un aluvión de informaciones que sólo podrán explorar de forma superficial, proponemos volver a un modelo clásico de educación en el que se estudien menos cosas, pero durante más tiempo y en mayor profundidad.

Con la expresión entender la naturaleza de la información nos referimos a enseñar a los estudiantes la habilidad para evaluar la calidad o la condición de una unidad de información como unidad de conocimiento. Con la creciente disponibilidad de información en Internet, en cantidades abrumadoras y sin ninguna jerarquía, es especialmente importante que los estudiantes tengan la capacidad de valorar de forma independiente la calidad y la fiabilidad de esa información. Tienen que ser capaces de formular las preguntas adecuadas y de evaluar las respuestas que reciben. Deben ser capaces de reconocer cuando algo está basado en datos científicos y cuando no, qué tipo de información puede ser considerada conocimiento y cuál debe considerarse opinión, qué tipo de preguntas pueden tener respuestas definitivas y cuáles tienen respuestas provisionales. En otras palabras, se les debe enseñar a pensar como historiadores más que como estudiantes de historia, como científicos más que como simples recolectores de datos, como críticos literarios más que como “loros” que repiten lo leído. Se debe mostrar cómo se adquiere y se valida el conocimiento en el mundo real, cómo el hecho de ser un expertoes diferente en cada campo y de qué forma pueden ellos desempeñar su papel en el avance del conocimiento. En otras palabras, se tienen que dar cuenta de que el conocimiento no es un depósito estático de información, sino un proceso, activo y dinámico.

Con la expresión entender los usos de la información nos referimos a enseñarles a descubrir el sentido instrumental o práctico de la información, así como su valor racional. En contraste con su forma abstracta, que es la que históricamente se ha empleado para enseñar materias como matemáticas y ciencias, los avances actuales del conocimiento han sido motivados por el intento de solucionar cuestiones que tenían un valor práctico para la comunidad y no por el hecho de conocer por conocer. El entender la relevancia que tuvieron ciertos avances en la vida de las personas que los persiguieron hace de la información algo no sólo más atractivo para los alumnos, sino que, debido a la fuerza que tiene la memoria referida a hechos personales, la hace algo mucho más fácil de recordar.

Finalmente, recomendamos formar a los alumnos superdotados en una disciplina que llamamos neuro-retórica ​​y que consiste en enseñarles a comprender la estructura y el poder de los argumentos y discursos en relación a la naturaleza de la cognición y del conocimiento. Es decir, enseñarles a entender qué es lo que realmente motiva a las personas a tomar sus decisiones en función de los procesos mentales que utilizan.

El aumentar la conciencia de los estudiantes respecto a su propio pensamiento y sus procesos de razonamiento, y también sobre la naturaleza de la información en sí misma, es algo que, en teoría, les permitirá ser tanto líderes eficaces como activos participantes, en lugar de meros observadores, de la actual sociedad de la información y del conocimiento.