Queridas familias:

Espero que este tiempo de obligado confinamiento nos sirva no solo para estar en familia sino para adquirir conocimientos que nos permitan ser mejores padres y mejores personas.

Continúo con el Cuarto Consejo, que forma parte de la traducción del libro de la Dra. Harlow «Helping Gifted kids thrive.  Insight from Experts».

En esta ocasión la respuesta a la pregunta de

Si tuvieras que darles a los padres de los niños superdotados un único consejo ¿cuál sería este?

Nos llega de la mano de la psicoterapeuta neozelandesa Maggie Brown.  Su consejo es el siguiente:

UTILICE UN LENGUAJE QUE REFLEJE SUS VALORES.

Maggie Brown es consejera, terapeuta y coach especializada en el trabajo con adultos Superdotados y Familias. Como investigadora psicológica, actualmente está realizando un estudio sobre la superdotación.  Ella cree que la superdotación, los talentos, la creatividad y las aspiraciones personales prosperarán únicamente  si se construyen sobre una firme base de valores y un positivo sentido de identidad que se encuentre unido a los valores personales.  Ella parte de esta creencia al trabajar con personas de todas las edades, tanto en reuniones cara a cara como en grandes talleres de grupo.

Maggie tiene una sólida base en neurobiología que utiliza para ayudar a sus pacientes a entender las bases fisiológicas y emocionales de las hipersensibilidades y cómo vivir con ellas.  Como mujer superdotada y madre de un hijo talentoso, Maggie entiende del valor y la creatividad necesarias para salir fuera de la caja y marcar la diferencia.

«Tenemos que empezar poniendo nombre a las hipersensibilidades de los superdotados porque, de lo contrario, lo que el niño va a escuchar es que éstas son patológicas.”

Si solo tuviera que elegir una cosa, para ayudar a los padres en la educación de sus hijos superdotados esta sería que ayuden a sus hijos a entender quiénes son ellos realmente y la importancia que tiene para ellos tener unos profundos valores morales.  Normalmente tendemos a centrarnos en cosas que se encuentran en la superficie del niño,  llamémoslo logro, emocionalidad o comportamiento.  Pero para la formación de niño es más importante que estos entiendan qué es los que los impulsa internamente.

Según mi experiencia, los niños superdotados desde muy jóvenes tienen un cúmulo de valores que subyacen a las emociones que éstos experimentan.  Palabras como entusiasmo, determinación y celo… son palabras  relacionadas on su interior que han sido descuidadas  aún cuando contienen cualidades como la justicia y la equidad.

Tenemos un vocabulario que habla de la superficie de la superdotación y tendemos a centrarnos en la conducta superdotada, sin hablar de aquello que motiva dicha conducta.  Sin embargo, los niños, los padres, los profesores y los demás ponen la mira en explicar esto con palabras que, desgraciadamente patologizan sus reacciones.  Hemos establecido como algo negativo cuestiones como «estás demasiado emocionado» o «tranquilízate» en vez de decir “aquí está de nuevo tu entusiasmo” y también los niños tienen que escuchar aquello de  “estás muy por delante de los demás.  Siéntate y espera a que los demás te alcancen”.  Necesitamos profundizar en cómo se siente internamente ese niño, porque puede que lo que estemos viendo sea únicamente su entusiasmo y su curiosidad.

Si vemos en él determinación y excelencia, normalmente le decimos “buen trabajo” poniendo nuestro foco en la conducta.  Sin embargo podemos acercarnos a ellos de una forma muy diferente y desde un ángulo mucho más positivo, si desde pequeños inculcamos a nuestros hijos que están siendo vistos por sus cualidades internas.  Entonces, tanto cuando los niños hayan hecho a fondo sus deberes como cuando se hayan pasado 6 horas jugando con sus legos, tanto los padres como los niños sabrán que ambas cuestiones tienen que ver con sus valores de excelencia y determinación. No necesitamos sobre-valorarlos por eso, sino simplemente reconocer y poner nombre a sus cualidades para que los niños comprendan que éstas forman parte de quiénes son ellos mismos.  De este modo ya no tienen lugar os elogios vacíos. Para ello lo que se necesita es un nuevo vocabulario.

Necesitamos comenzar a poner nombre a estas cuestiones porque, de lo contrario, lo que el niño va a escuchar es que éstas son patológicas.  Hay que aceptar que esta es la forma en que se es cuando no se está dentro de la norma.

Casi todas las personas superdotadas con las que he trabajado, incluso las muy jóvenes, tienen una fuerte reacción ante la injusticia.  Esto debería alentar a los padres a mirar realmente lo que significan palabras como justicia y equidad a fin de que sus hijos puedan entenderlas con más facilidad y puedan articularlas en sus propias experiencias tanto ahora, como a lo largo de sus vidas.   Por ejemplo, si los niños se acostumbran a poner nombre e identificar sus valores en sus hogares, cuando lleguen al colegio y alguien les diga “comparte ese juguete”, ellos podrán identificar su propia reacción en relación a la justicia.   Por ejemplo, “Ese niño tiene cinco juguetes mientras que yo solo tengo uno y eso está alterando mi sentido de la justicia”  Esa información pude ser procesada a un nivel más profundo y convertirse en una opinión sobre una distribución justa en vez de en un mal comportamiento,  lo que ayudará a todo el mundo a entender qué es lo que se encuentra bajo esa fuerte reacción tanto ahora como más tarde, a lo largo de la vida.

Yo sugiero a los padres que reflexionen profundamente sobre cómo están utilizando el lenguaje con sus hijos.  Normalmente nosotros les preguntamos “¿Qué es lo que quieres hacer sobre eso?” cuando sería fácil cambiarlo por “¿cómo te gustaría ser en relación a eso?” refiriéndose a los valores del niño.  Esto moviliza su interior.  Se trata únicamente de un pequeño cambio en el lenguaje que puede significar una enorme diferencia:  de hacer a ser quien eres.

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Espero, como siempre que os sea útil este consejo.