Como he visto que a mis lectores les gusta conocer la base fisiológica de la dotación (en España mal llamada superdotación) comparto hoy un artículo que fue publicado en el blog Psicoactiva en Agosto del 2015 https://www.psicoactiva.com/blog/el-cerebro-de-los-ninos-superdotados-se-desarrolla-de-forma-diferente/
En un principio mantuve la redacción del artículo original, pero varios comentarios de mis lectores me han llevado a modificar la redacción del mismo, acudiendo al artículo original en inglés.
Ahí va:
El cerebro de los niños muy inteligentes se desarrolla de una forma diferente al del cerebro de los niños con niveles de inteligencia media o normales.
La corteza cerebral de todos los niños se engrosa a medida que crecen para , a continuación, adelgazar al llegar la adolescencia. Sin embargo, se ha podido comprobar que la corteza cerebral de los niños con un coeficiente intelectual de entre 121 a 149 en los test de inteligencia estándar, crece más lentamente que las de los niños con una inteligencia normal, alcanzando su espesor máximo a los 11 años, en lugar de a los 6 años de edad.
Este hallazgo proviene de un estudio realizado a 309 niños de Bethesda, Maryland, desde 1989 hasta 2014, a los que se les practicaron con regularidad escáneres cerebrales mediante resonancia magnética funcional (RMf). Se trata de un proyecto iniciado por la Doctora Judith Rapoport del Instituto Nacional de Salud Mental de EE UU y auspiciado por este Instituto.
Según los investigadores del Instituto Nacional de Salud Estadounidense, esta investigación es la primera que intenta encontrar y medir si las diferencias en el desarrollo del cerebro están vinculadas a la inteligencia.
Diferencias anatómicas en el desarrollo cerebral
Las imágenes obtenidas por los escáneres mostraron que los niños que tenían los cocientes intelectuales más altos, comenzaron teniendo una corteza cerebral relativamente delgada y que esta corteza cerebral creció y se engrosó rápidamente antes de llegar a su pico máximo, para, posteriormente, adelgazar rápidamente.
La corteza cerebral es la capa más externa del cerebro, compuesta por una lámina de neuronas que forma una delgada lámina de materia gris de pocos milímetros de espesor, que cubre la superficie de los hemisferios. Es en la corteza cerebral donde ocurren la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión.
Según el Dr. Philip Shaw, investigador principal del estudio, a diferencia de los niños muy inteligentes o dotados, los niños de inteligencia promedio tenían una corteza cerebral más gruesa al rededor de los 6 años de edad, pero a los 13 años, su corteza era más delgada que la de los niños de una inteligencia superior.
Los hallazgos de este estudio han sido los más definitivos encontrados hasta la fecha en relación a las características físicas del cerebro y su relación con la inteligencia, relación que durante muchos años, ha constituido una especie de Santo Grial para los científicos.
Tal como explicó en una entrevista el Dtor. Elias A. Zerhouni, Director del Instituto Nacional de Salud de EEUU, «Los estudios sobre el cerebro nos han enseñado que las personas con un CI más alto no tienen cerebros más grandes», pero ahora «gracias a la tecnología de las imágenes cerebrales mediante RMf, podemos saber que la diferencia entre los más inteligentes y el resto de la población se encuentra en la forma en la que sus cerebros se desarrollan.»
El Dr. Shaw dijo que «Me sorprendió que la relación entre la inteligencia y la estructura del cerebro cambiara tanto conforme los niños crecían». «En la primera infancia, los niños más inteligentes tenían una corteza más delgada y esto es lo contrario de lo que cabría esperar, sin embargo, conforme estos crecían este patrón cambiaba por completo».
En la adolescencia, el volumen de las conexiones sinápticas disminuye debido a que una importante poda sináptica se produce en este momento, por lo que la corteza cerebral se hace más delgada; pero el estudio de Shaw encontró que en los niños superdotados la corteza continúa espesándose hasta los 11 ó 12 años, mucho más tarde que en los niños de inteligencia promedio, cuyo engrosamiento cortical empieza a declinar a los 8 años «Es como si las mentes más ágiles tuvieran una corteza cerebral también más ágil», dijo Shaw.
Richard J. Davidson, experto en imágenes cerebrales de la Universidad de Wisconsin en Madison, dijo que el hecho de que la región del cerebro que se está estudiando sea altamente maleable, sugiere que la experiencia y las señales ambientales pueden jugar un papel muy importante en la formación de la inteligencia.
Aunque la diferencia entre niños inteligentes y niños no tan inteligentes es a menudo evidente en los entornos sociales, académicos y psicológicos, ha sido extremadamente difícil identificar los mecanismos cerebrales que permiten que algunos niños sobresalgan en actividades como la lectura, la escritura o la aritmética.
«Los investigadores creen que el cerebro de los superdotados es más moldeable o modificable.»
También comenta Shaw que «Los niños pueden heredar ciertos genes que les inclinan a interactuar con su entorno y estimulan la proliferación de las conexiones sinápticas entre las neuronas y la mielinización de fibras nerviosas» y esta estimulación podría influir en el desarrollo del cerebro… Lo que es menos probable es la idea de que nazcamos con un determinado conjunto de genes que determinen nuestra inteligencia al nacer así como la trayectoria de nuestro desarrollo cerebral.»
En este momento no disponemos de unos resultados que nos permitan establecer si los niños más inteligentes lo son porque su cerebro madura a un ritmo distinto, o si su cerebro madura a un ritmo diferente porque son muy inteligentes. He aquí la gran incógnita…