Hola familias:

Ya el decimoquinto día de cuarentena ¿cómo lo llevais?  Yo la verdad es que no me aburro, siempre estoy inventado cosas que hacer y como por lo general soy bastante casera, no lo llevo mal.

Voy a  continuar con la traducción del libro de la Psicóloga y terapeuta Dra. Harlow:  «Helping Gifted Kids Thrive. Insighs from the experts», que tan amablemente me ha permitido publicar.  Como sabéis el  libro recoje una serie de entrevistas a expertos en el campo de la superdotación, por lo que  está redactado de forma coloquial.

Los expertos responden desde su experiencia profesional y desde sus propios puntos de vista, aportando consejos atemporales y valiosos.   El de hoy está muy de moda. Espero que os guste.

La pregunta es:

Si en este momento tuvieras que darle un único consejo a los padres de niños superdotados ¿Cuál sería éste?

La respuesta de hoy viene de la mano de la Psicóloga Terry Bradley, BA, MA  quien es una experta en educación de los superdotados, especializada en los aspectos emocionales y sociales de la superdotación.  Terry es la asesora en Dotados y Talentosos (TAG) de la Escuela de Secundaria Fairview en Boulder. Ella es la anterior Presidenta de la Asociación de Dotados y Talentoso (CAGT)  de Colorado y trabaja en la Junta Ejecutiva.

Terry es una de las fundadoras del “Boulder Valley Gifted and Talented”  (BVGT) y durante siete años fue su presidenta.  Asimismo, ella es facilitadora/entrenadora de SENG (Apoyo a las necesidades emocionales de los Dotados) y una facilitadora de los Grupos de Padres  SMPG, que siguen el modelo SENG.

Terry trabaja para muchas escuelas y distritos escolares en Colorado, así como para otras ciudades dentro de los EE.UU. Ella dirige el Departamento de Servicios Educativos para alumnos superdotados y talentosos, organiza grupos de discusión de estudiantes y grupos de apoyo para los padres y es una de la presentadoras de las Conferencias Nacionales y Regionales sobre dotados y talentosos.

En el año 2005 , Terry recibió el «Premio a la Madre del Año” del CAGT y en 2015 recibió de parte de la Fundación Boettcher un Reconocimiento por su labor profesional.

«El centrarse en la verbalización, la auto-reflexión y el intercambio de sentimientos permite que los niños adquieran mayor inteligencia emocional.»

Soy la Coordinadora General del alumnado superdotado y talentoso en una gran Escuela de Secundaria que es un imán para este tipo de estudiante a causa de nuestra rigurosa formación académica, la calidad de nuestras enseñanzas en artes escénicas que han sido muy aclamadas, el éxito en distintos deportes y un significativo liderazgo en la oferta de oportunidades para este tipo de alumnado.  Todas estas son cosas geniales; pero también en nuestros alumnos existe mucha competencia, perfeccionismo, expectativas y una gran preocupación por ser lo suficientemente buenos.  Así que yo veo el estrés y la ansiedad con la que lidian estos estudiantes habitualmente. Muchos de sus padres se acercan a mi para que les ayude porque sus hijos antes felices, positivos y ambiciosos, se han vuelto niños con los que es difícil comunicarse, estresados, ansiosos y deprimidos.

Por este motivo tengo una opinión muy clara acerca de la pregunta que me has planteado y sobre lo que podemos hacer, desde un principio para ayudar a que nuestros niños dotados y talentosos prosperen en el futuro …. Y todo ello tiene que ver con tomar conciencia de nuestros sentimientos y conseguir sentirnos cómodos expresándolos.

Creo que los padres necesitan alentar un vocabulario específico sobre sus emociones conforme sus hijos aprenden a expresarse con sus propias palabras. Cuanto más específico sea este lenguaje, mejor será la imagen de cómo se sienten exactamente, lo que ha causado el problema y lo que se debe hacer al respecto.  Por ejemplo, si un niño se siente triste, debemos ahondar en esta tristeza. Nos sentimos “tristes” por alguno o algunos motivos, los mismo que nos sentimos “enfadados” por uno o varios motivos.  No es lo mismo que estés triste porque estás solo y no tienes amigos para jugar con ellos, que porque no puedes encontrar tu juguete favorito, la forma de resolver cada una de esas tristezas requiere de diferentes actuaciones para resolverlas.

Recuerdo vívidamente cuando mi hijo estaba en primer grado y volvía triste de la escuela.  Si yo le preguntaba porqué estaba triste, él respondía «Yo no lo sé, simplemente estoy triste”. Los niños suelen sentir la emoción sin ser capaces de discernir el origen de la misma.  Así que yo tenía que ayudarle a averiguarlo compartimentando su día, diciéndole “¿te ha pasado algo con tu profesor? O ¿te ha sucedido algo con tus amigos? O ¿te ha pasado algo con tu hermana antes de ir al colegio?  Recuerdo que tras decir que “no” a todo lo anterior, continué preguntándole ¿ha sucedido algo en el recreo?  Y entonces se le encendió la bombilla:  “Sí, fue en el recreo.  Los otros niños no me dejaron jugar al fútbol con ellos.”  Entonces hablamos sobre cómo se había sentido y de las opciones que tenía si esto volvía a suceder. Tras hablarlo , se fue feliz a hacer otra cosa.

También es importante que los padres compartan SUS emociones con sus hijos. Los niños necesitan saber que todos tenemos altibajos en nuestro día a día. Todos tenemos estrés. Pero lo importante en este sentido es cómo lo maneja cada uno. Algunas cosas se pueden dejar pasar, pero es necesario afrontar y tratar otras. Esto les ayuda a saber que hablar sobre sus sentimientos es algo útil.  Y esta es una buena forma de practicar para manejar las emociones.

Quiero sugerir una práctica que se puede hacer con los niños dotados y talentosos.  Mis estudiantes y yo a menudo hablamos de nuestras “Temperaturas Emocionales”.  En una escala del 1 al 10, siendo 1 el peor día de tu vida y 10 el mejor día de tu vida, ¿cuál es tu actual temperatura y por qué?   Éste práctica fomenta la autoreflexión y conciencia interpersonal.  Conforme nuestros hijos crecen, ellos están en modo “avance” y no se detienen a procesar sus sentimientos.  Esta actividad les anima a hacerlo. Y también ayuda a que nosotros como adultos podamos actuar antes de que entren en crisis.  Para muchos de nuestros niños sobre-programados, niños demasiado involucrados, el hecho de hacer una pausa placentera  para reflexionar les puede hacer sentir culpables.  Sin embargo, hacerlo es crucial.  El enfocarse en la autoreflexión, la verbalización de los sentimientos y el compartir sus sentimientos, les permite tener una mayor inteligencia emocional. Lo que mejora su fuerza mental y su equilibrio.

Feliz cuarentena.