La meditación budista está de moda, lo curioso del tema es que los psicólogos han encontrado en ella un estupendo nicho de mercado puesto que el desprestigio social de la práctica de las grandes religiones cristiana, judía o musulmana, parece haberse instalado en nuestra sociedad occidental, que ahora busca valores religiosos revestidos de cientificidad y, si pueden ser llamados con una palabra extranjera mal traducida, mejor. 

Mindfulness, literalmente, quiere decir:  Mind (mente), full (llena), nothing-ness (vacío o nada).

El Mindfulness, atención plena, también llamada conciencia plena o conciencia pura es una facultad espiritual o psicológica que se considera de gran importancia en el camino hacia la Iluminación, según las enseñanzas de Buda Gutama (448-368 a. C.), quien abogó por establecer la atención plena en la medida de lo posible en el propio día a día.  Esta forma de meditación ya aparece en los Upanishads, de hecho el Satipatthana Sutra es un texto antiguo que aludía ya por entonces a la atención plena.

Si acudimos al Diccionario nos encontramos las siguientes definiciones de meditación: 

  1. Pensamiento o consideración de algo con atención y detenimiento para estudiarlo o comprenderlo bien.  Sinónimo de reflexión.
  1. Oración o rezo que se hace en silencio, o reflexión intimista sobre algún tema espiritual o trascendente.

Todas las religiones han utilizado la meditación como una vía de conocimiento y oración. Especialmente interesante, porque pertenece a nuestra cultura, es la meditación propuesta por Santa Teresa de Avila en sus libros Camino de Pefección o Castillo Interior, también conocido como Las Moradas, allá por el 1564, pero hay muchos otros ejemplos.

En la actualidad, la práctica de la atención plena, heredada de la tradición budista, se está empleando en el ámbito de la psicología de occidente para aliviar diversas condiciones físicas y mentales, incluido el trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad y la prevención de recaídas en la depresión y la adicción a las sustancias adictivas, tanto en la población general como en el sector infanto-juvenil.  Pero su práctica se ha extendido desde la práctica sanitaria a los negocios, la enseñanza o el mindfulness para todo. 

La cuestión es que el negocio de estos vendedores de Mindfulness, lo han desvestido de su esencia y razón de ser, que es alcanzar la Iluminación o la Unión con Dios, para hacer de ello una técnica fácilmente asimilable por el occidentalito de a pie, con lo que esta práctica pierde su finalidad última y con ella sus mayores beneficios. 

Esto mismo pasó con la práctica del Yoga en Occidente, el yoga nació en la India (como el Mindfulness) y es una práctica de meditación muy común en el hinduismo, que se divide en nueve ramas distintas que van desde las Assanas o Posturas al Pranayama o respiración.  Hoy día acudes a cualquier gimnasio a practicar «yoga», y te lo venden como una práctica deportiva que no requiere de especial preparación, desponjádolo así de su esencia y de sus mayores beneficios.

 

Desvestida esta Meditación de su carácter religioso la podríamos traducir, siguiendo a Stahal & Goldstein, (2010), como: 

Mindfulness se trata de estar completamente consciente de lo que sea que esté sucediendo en el momento presente, sin filtros ni la lente de las evaluaciones. Puede ser aplicado a cualquier situación. Dicho simplemente, mindfulness consiste en cultivar la percepción de la mente y el cuerpo y vivir en el aquí y ahora. Mientras que mindfulness como práctica está enraizada en antiguas disciplinas meditativas budistas, es también una práctica universal de la cual cualquiera puede beneficiarse. Y de hecho, estar presente y atento es un concepto importante en muchas tradiciones espirituales, incluyendo el Budismo, Cristianismo, Hinduismo, Islam, Judaísmo y Taoísmo. En sánscrito se denomina smrti, de la raíz smr, que significa recordar, y en Pali, el lenguaje de las primeras escrituras budistas, es conocido como sati.

La vuelta a la religión, para quien, como yo, no la ha abandonado nunca, no es algo malo sino todo lo contrario.  Atribuir méritos científicos a la religión en materia de salud viene a ser como peregrinar a Fátima, Lourdes o similar, para mí no hay dudas de que la fe mueve montañas o hace milagros, sobre todo en materia de salud mental, pero de ahí a tratar de justificar por medio de los escáneres cerebrales la «cientificidad» de las prácticas religiosas o filosóficas, va un abismo.

 

Que la práctica religiosa, especialmente en lo que a la oración y la meditación se refieretiene efectos beneficiosos sobre la salud mental de las personas, especialmente en relación a la ansiedad y la depresión, no cabe la menor duda:  la ansiedad no es sino una manifestación del miedo y la depresión no es sino la falta de esperanza.  Si eliminas el miedo y das esperanza a las personas, desponjándolo todo ello de su sentido último que es la espiritualidad, mejora su estado de ánimo y con ello su salud física y psíquica, por efecto, por ejemplo, de la generación de una serie de hormonas, tres de las cuales son responsables del placer y la motivación (dopamina), aliviar el estado de ánimo (serotonina) y producir felicidad (endorfina). 

 

Una forma rápida de producir estas hormonas es la realización de visualizaciones placenteras como paisajes o situaciones personales de éxito, bienestar y satisfacción (-visualización creativa- que también ha estado de moda en los seguidores de la new age), y/o activando la sexualidad. El siguiente post detalla esta información:

 

El problema de lo anterior es el reduccionismo del ser humano a su bioquímica, a su actividad cerebral o neurológica, a su emocionalidad, … olvidándonos en cualquier caso de que somos algo más, somos seres espirituales y trascendentes y los mayores beneficios para nuestra salud física, psíquica y espiritual, se derivan de reconocernos como tales y de tratar de integrarnos en el Padre, la Energía Vital Universal, la Vida o como quiera que le queramos llamar.  

 

 

Los «estudios científicos» sobre los beneficios de esta forma de meditación, se basan principalmente, en pacientes con enfermedades psicosomáticas o con altos índices de estrés y ansiedad y se han llevado a cabo generalmente mediante el uso de resonancia magnética funcional (fRMN), que es una forma de medir los cambios metabólicos que ocurren dentro del cerebro mediante una enorme máquina. Puede utilizarse para examinar la anatomía el cerebro, determinar que parte del cerebro está manejando funciones críticas, evaluar los efectos del derrame o enfermedad cerebral, o guiar el tratamiento cerebral. 

El aparato es el siguiente y su funcionamiento produce mucho ruido, por lo que puede estar muy bien para medir la actividad cerebral en la meditación, pero no debe ir muy bien para medir otro tipo de actividades placenteras cuya realización requiera, por ejemplo, movimiento (por ejemplo, el baile):

Esto quiere decir que los estudios sobre los beneficios de la meditación utilizando este aparato, deberían combinarse con otros medios como los análisis del nivel hormonal, a fin de poder ser comparados con otras actividades placenteras, incluyendo la práctica de otras meditaciones religiosas, porque lo mismo recuperaban las bondades de la práctica religiosa y de sus tradiciones.

Que la neurología está vanzando una barbaridad en las últimas décadas no quiere decir que su utilizacion tenga sentido para justificar las «neurotonterías» de todo orden que se están publicando con el fin de vender productos o actividades como el mindfullness, el coching, las «bebidas isotónicas cerebrales», el queso o el chocolate.  En este sentido la charla en TED de la Dra. Molly Croquett es muy clarificadora al respecto:
Dra. Molly Crockett: Cuidado con las neurotonterías 

 

 

O ya puestos, y echándole humor a esto, propongo que la práctica de “Hacer el Camino del Rocío” deba ser estudiada en comparación con la práctica del Mindfulness, porque estoy segura de que produce los mismos resultados psico-saludables o incluso mejores que esta última.  Los motivos de mi hipótesis son los siguientes:

 

 

“Hacer el Camino del Rocío” conlleva los beneficiosos resultados de hacer una parada en la vida diaria para caminar durante una semana (ejercicio físico + vacaciones), en compañía de amigos (mejora de las relaciones sociales); lo saludable de la dieta mediterránea a la que se unen las bondades de la ingesta de jamón serrano (el jamón serrano posee un alto valor nutricional debido a la cantidad de minerales que posee como hierro, zinc, calcio, fósforo, magnesio y además, es una gran fuente de vitaminas del complejo B (vitamina B1, vitamina B2, vitamina B3, vitamina B6) y vitamina D, relacionadas con el metabolismo celular y que contribuyen a la salud de nuestro sistema nervioso) y de nuestros vinos (el vino tinto ayuda a depurar la sangre, evita coágulos y protege los tejidos de los vasos sanguíneos, entre otras virtudes), los beneficios de cantar y bailar (aumento de la oxigenación en sangre, mejora del metabolismo basal, ..) y , la alegría de la fiesta (segregación de endorfinas), así como que el hecho de conocer gente nueva te puede cambiar la vida, será por la primavera, por la naturaleza o por el relax, que no son pocas las parejas que han surgido en el Rocío (encontrar el Amor y sus beneficios)…

 

 

Así que, anímense, practiquen el Amor, el sexo, la fe, la alegría, la amistad, el ejercicio y la dieta equilibrada y no paguen por lo que ya tienen.
Sed felices.